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MUCHO SHOW POH’, COLEGA

Tras un increíble día viernes, nos dirigimos a nuestros hogares intentando condensar en pocas palabras lo magnífico que fue el primer día de Lollapalooza Chile 2024. Con stands nuevos e innovadores y experiencias únicas para los asistentes, además de una gran variedad de bandas tanto nacionales como internacionales. En busca de inspiración, recurrí a mi celular —un pequeño artefacto del siglo XXI— para encontrarme con un comentario desalentador que afirmaba: “Mucho Show Pocas Nueces”. Sin embargo, a partir de eso, encontré una luz al final del túnel. Acompáñame en esta reseña donde te demostraré que fue, más bien, mucho show ¡Y qué show!

El primer día siempre es complejo: se trata de recibir a miles de personas e intentar complacer al público que, con gran esfuerzo, adquiere su ticket para ver a su artista favorito y llevarse un recuerdo imborrable del festival. El evento arrancó con Ceaese, quien levantó los ánimos de un público entusiasta que saltó, gritó y coreó cada canción. Para no ser menos en este mega evento, decidió traer a sus amigos Kidd Voodoo, Jonas Sanche y DrefQuila, ofreciendo un espectáculo memorable para los madrugadores que asistieron a esta excelente actuación.

Después de Ceaese, el Banco de Chile Stage acogió a Machuca y se enamoró de la carismática Gale. La artista puertorriqueña, con un dominio escénico espectacular, encontró un nuevo hogar en el corazón de los asistentes. “¿Quiénes están sonando de fondo? Me están gustando mucho”, nos dijo Gale mientras charlábamos detrás del escenario.

Era Dayglow, una revelación para muchos en el festival, que entregó toda su energía para dar paso a una tarde llena de rock, psicodelia, perreo y sobre todo, grandes espectáculos.

El artista irlandés Hozier demostró un carisma natural y un desplante impresionante. Con un setlist sencillo, pero efectivo, el concierto fluyó maravillosamente y culminó con un cierre fabuloso.

Mientras tanto, Pierce The Veil encendía al público con la nostalgia de una infancia acompañada por Play Station 2 y Tony Hawk’s Pro Skater 2. Los californianos ofrecieron un concierto de primera, con un sonido impecable, aunque, para algunos, el único inconveniente fue la prisa por llegar al próximo escenario para no perderse a 30 Seconds to Mars. Aquellos que no contaban con este dilema, podían esperar a los argentinos de El Mató a un Policía Motorizado o disfrutar de la variada y excepcional oferta de panoramas que el Parque brindaba este año. Sin lugar a dudas, había espectáculo por doquier.

Cuando el reloj marcaba las 19:45 hrs. y el show de 30 Seconds to Mars había concluido, los miles de asistentes en el Banco de Chile Stage se preparaban para lo que sería una de las experiencias más emocionantes del día. Limp Bizkit nos hizo vibrar con una presentación en la que solo nuestras gargantas y piernas, que recordarían intensamente el concierto, no disfrutaron completamente del espectáculo.

Antes de hablar del gran cierre de la jornada, es importante destacar la evidente atención al feedback del público de Lollapalooza. Este año, se añadieron más experiencias y espacios para disfrutar, no sólo de los conciertos sino también de todos los colaboradores del festival. Se ofrecieron más zonas de sombra y las filas para cargar las pulseras con Lolla Cashless y realizar compras dentro del festival fueron mucho más rápidas, lo cual es de agradecer.

“Cae la noche”, como dijeran Héctor y Tito, donde se dieron paso a dos shows formidables. Por un lado, el colombiano Feid nos deleitó con un concierto espectacular, consolidando su gran momento y agradeciéndonos que dejara de escribir canciones para J Balvin para enfocarse en su carrera solista. Nos sorprendió con pirotecnia y un innovador espectáculo de drones, como lo fue -también- el increíble “Ultra Solo Remix” en vivo, con todos los artistas que participan en ella. Simplemente un “momento Lollapalooza” que nos hizo amar el show del artista de Medellín. Por otro lado, la impresionante banda australiana King Gizzard & The Lizard Wizard comenzó con cautela, pero gracias a su impecable sonido, utilizó esa última energía del público para saltar, formar mosh pits y disfrutar uno de los actos más significativos que ha emergido de Australia en los últimos tiempos.

Lollapalooza y su producción han revitalizado el festival, emulando esos eventos europeos y norteamericanos que tanto anhelamos visitar y, sin darnos cuenta, esos mismos festivales han llegado a nuestro país, con actuaciones posteriores al evento principal, que dan esa sensación de una planificación impecable. Aunque hay aspectos que se pueden y deben mejorar, este no es un festival, y mucho menos un día, para desestimar diciendo que fue “una jornada francamente de relleno y fácil olvido”.

La jornada de hoy me cautivó por su diversidad y, a nivel personal, me recordó al gran Gustavo Cerati al final de la jornada. Y si es posible citarlo, me gustaría hacerlo para cerrar esta nota y decir: «No envíen a ese imbécil de Contreras a cubrir el show. Sería considerado ofensivo y poco ético. Siempre escribe mierda».

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