Dedicarse al periodismo de espectáculos tiene una serie de ventajas. La más obvia e inmediata es la posibilidad que brinda este trabajo de entrar gratis a conciertos y tener una ubicación privilegiada para verlos. En esta ocasión, y cerrando un 2022 sumamente intenso, tocó ir a cubrir la primera edición de Knotfest en Chile.
El calor: la tónica del día. “Harán entre 35 y 36 grados”, me dijo con preocupación mi madre el día sábado. En mi bolso de supervivencia para festivales llevé bloqueador solar, una cantimplora para el agua, otra polera en caso de necesidad y mis documentos personales. “Hoy moriremos de insolación, de deshidratación o en un mosh”, dijimos junto a C mientras íbamos de camino al Estadio Monumental. La temperatura ya se sentía alta a medio día, así que nos preguntamos ¿Qué intensidad tendría el calor a las cuatro de la tarde? Eso lo averiguamos con posterioridad, pero desde ya adelanto que se sintió mucho más caluroso.
Tuve que ir a calle Exequiel Fernández para poder ingresar al hogar de Colo Colo. El proceso de acreditación fue expedito. Sin embargo, el ingreso ya empezó a ser complejo. Dentro del Estadio Monumental me encontré en la parte posterior de los escenarios del Knotfest. No sabía bien hacia dónde dirigirme para encontrar la sala cedida para prensa, por lo que comencé a preguntar a los trabajadores. Cada guardia de seguridad al que consulté no sabía el lugar al que tenía que ir. Después de múltiples controles y más guardias que no sabían hacia dónde tenía que dirigirme, llegué a los palcos del sector Rapa Nui del Estadio Monumental. Desde ahí tendríamos la posibilidad de ver los shows de toda la jornada, tener acceso a baños y a Internet -aunque esto último no fue efectivo porque, de hecho, por correo se nos comunicó que si queríamos conectarnos debíamos llevar un cable ethernet y un modem-.
Ya instalados en la sala de prensa, me encontré con J -fotógrafo y periodista de La Cajita-. Después de los abrazos, el mismo J me advirtió que no había empezado aún el show de Rama. “Están atrasados”, mencionó otro colega. El reloj avanzaba y a las 13:00 horas, momento en que Weichafe debía salir, nada ocurrió. Los rumores se esparcían en entre colegas. Nadie del área de producción estaba cerca para preguntar qué estaba pasando. Decidí revisar las redes sociales de las bandas para ver si habían subido alguna información sobre la situación. Efectivamente pude comprobar que Weichafe publicó un vídeo comunicando la razón por la que no salieron a tocar. «Tenemos que anunciarles una mala noticia. Nos acaban de bajar del escenario Knotfest, tanto a nosotros como a Rama. La producción de este festival no quiso que tocáramos», señaló el propio Angelo Pierattini desde la parte posterior del escenario del festival. De la mano de esta información recibí también las declaraciones que emitió Cristián Mardones, sonidista que trabajó durante la jornada en Knotfest, sobre la situación: «toda la producción estaba atrasadísima y finalmente cortaron lamentablemente por el hilo más delgado», fueron parte de sus declaraciones que, por cierto, también fueron recogidas por T13 y Rock & Pop.
Con esa primera polémica el festival comenzó con los shows. Vended salió al escenario cerca de las 14:00 hrs. Bajé junto a J y otros colegas para poder ver más de cerca. La banda liderada por Griffin Taylor, hijo de la voz de Slipknot, tocó aproximadamente media hora. En ese corto tiempo, Vended interpretó su único material publicado hasta ahora titulado What Is It//Kill It (2021) y sus más recientes sencillos estrenados durante 2022. Entre moshpits y aplausos, Griffin agradeció al público por la intensidad y aseguró que la banda regresaría pronto a Chile. La joven agrupación dio el puntapié inicial a la jornada festivalera con una presentación que, desde mi perspectiva, no tuvo contratiempos. No obstante, posteriormente C me afirmó que desde su ubicación en cancha se escuchaba reventado. Esta misma apreciación fue hecha en una reseña del festival escrita por el medio independiente The Pichangas -texto que es el más sincero que he leído sobre la realización del primer Knotfest en Chile-.
Luego, subimos junto a J nuevamente a la sala de prensa. El calor era insoportable y los cuerpos de los asistentes ya lo comenzaban a sentir. Desde el palco era posible apreciar a las primeras personas siendo atendidas por personal médico. Más de 30 grados de calor y moshpits no son una buena combinación para el cuerpo. Además, desde nuestra ubicación podíamos ver dos dispensadores de agua que estaban ubicados al otro extremo de los escenarios y las filas extensas para utilizarlos. Frente a ese panorama, recordé que, según se publicó en las redes sociales del festivales, iban a haber cuatro dispensadores de agua en cancha. Faltan dos de ellos que no pude observar desde el palco ni tampoco cuando bajé a la cancha del estadio de Colo Colo. Esta cuestión ocasionaría problemas y molestias más tarde para el público asistente.
La segunda banda en aparecer en Knotfest fue Tenemos Explosivos. La agrupación nacional entró antes de la hora que había sido informada por la producción del evento, por lo que los fotógrafos tuvieron que bajar corriendo para poder realizar su trabajo. Por mi parte, y a pesar de mis deseos originales, decidí quedarme en el palco y no bajar a la cancha. El calor era tan intenso que preferí la comodidad antes que el disfrute del mosh. Así, desde la altura, pude ver el quehacer de Tenemos Explosivos de la mano de la puesta en escena de su disco más reciente y sus canciones canónicas. Ahora bien, cabe apuntar que fue posible apreciar cierta incomodidad en la agrupación con el sonido. Gestos y miradas constantes hacia la mesa de audio dieron cuenta de aquello. No se le hizo justicia al inmenso trabajo de Tenemos Explosivos con la calidad del audio que tuvieron en Knotfest, pero, a pesar de aquello, el público apoyó de igual manera su presentación.
Lo siguiente en la pauta fue Sepultura, la clásica banda oriunda de Brasil que, por cierto, también empezó a tocar antes del horario previsto. Para este show decidí bajar a la cancha. Cuando estaba a pasos de lograr el objetivo, noté que estaban los paramédicos atendiendo a un hombre. Su cara estaba completamente roja. «O lo aplastaron o tiene problemas con su presión», esbozó un colega a mi lado. Ya dispuesto en la cancha, sentí la intensidad de Sepultura y, por supuesto, del calor. El sonido mejoró notablemente a las presentaciones anteriores, cosa que también influyó en la reacción del público. Sujetos con mohicanos, camisetas negras y ganas de mosh se acumulaban mientras la agrupación brasileña repasaba su historia. Desde canciones como Isolation, Propaganda, Agony of Defeat hasta Roots Bloody Roots entregó Sepultura en su paso por el Estadio Monumental.
Trivium fue el acto posterior a la salida de la agrupación brasileña. Matt Heafy es indudablemente uno de los lideres más carismáticos de la escena contemporánea del metal. Su aparición en el escenario con una polera de la selección masculina de fútbol chilena cautivó de inmediato al público. Heafy de manera constante se dirigió a los asistentes afirmando: «Muchas gracias, mis amigos». En el palco se escuchaba de buena manera el sonido de la agrupación estadounidense, pero, según me comentaron varios amigos, en cancha no sucedió lo mismo. Por cierto, cabe acotar que la propia banda comentó en sus redes sociales que quedaron impactados con la energía del público. De esta manera, con un repaso por su extensa discografía, Trivium se encontró con un Estadio Monumental desatado.
A las 16:00 horas me escribió B por SMS. «Se acabó el agua», afirmó. Revisando redes sociales me encontré con comentarios iguales que se sumaban a alegatos de problemas para los ingresos, personas que pedían explicaciones a la productora por la baja de Weichafe y Rama, junto también con quejas sobre el adelantamiento de los horarios del show de Sepultura. Miré hacia cancha y comprobé que ya no estaban los puestos de hidratación. «Se armará la grande», sentenció un colega. Con ese panorama a la vista decidí bajar para ver a Bring Me The Horizon y para llevarle agua a B, quien estaba también con M.
Esperando a la banda proveniente de Sheffield noto que ya la mitad de cancha estaba llena. Pronto nos encontramos con B y M. Luego de los abrazos y besos de rigor, los chicos me comentaron que se tardaron mucho tiempo en encontrar agua. «Fuimos a buscar a todos los puntos de hidratación y no había ninguno. Terminamos en uno de los puestos de primeros auxilios. Ahí nos dijeron que se había acabado el agua y que ya habían atendido a demasiadas personas por deshidratación», me explicó M.
Hablando sobre estos problemas de organización del evento llegó la hora de ver a Bring Me The Horizon. Oliver Sykes y compañía entraron con todo. Can You Feel My Heart fue lo primero que se escuchó de los ingleses, para luego dar paso a Happy Song. Mientras disfrutaba de las primeras canciones me dí cuenta que al lado de donde estábamos ubicados con M y B había un grupo de sujetos que estaban pasándose petacas de ron. «¿Cómo entraron tantas botellas?», pensé mientras sonaba Teardrops, MANTRA y Dear Diary. Un pequeño silencio me permitió oír que uno de estos mismos sujetos decía no entender qué hacían en Knotfest una banda de maricones como Bring Me The Horizon. «El clásico estereotipo del macho metalero», fue la idea que se me pasó por la cabeza mientras veía que botaban las petacas de ron al piso. Hasta aquí era evidente el peligro que se podía generar con esas botellas de vidrio en el piso de la cancha con miles de personas saltando y mosheando. ¿Se realizó un protocolo de seguridad al ingreso al recinto, el común abrir de bolsos para comprobar que no lleves ningún objeto peligroso o prohibido por la producción? Esta situación de las petacas y otros tantos que detallaré más adelante dejan en evidencia de que no se cumplió con el mínimo requisito de seguridad. Y eso es un grave problema que la producción del festival debió haber abordado de la manera correspondiente. Ahora, más allá de aquel disgusto, Bring Me The Horizon entregó un show a la altura de la cita festivalera. Entre su propuesta visual, su sonido característico, una lista de éxitos actuales, un Oliver Sykes que se acercó al público y que cruzó hasta la cabina de grabación ubicada al medio de la cancha, la hora de concierto de los ingleses se pasó volando.
Al finalizar el turno de los ingleses, comenzó Mr. Bungle. Con B y M decidimos salir de la cancha. Yo me dirigí nuevamente a la sala de prensa, mientras que los chicos querían ir al baño y comprar algo para beber -en vista de que los dispensadores de agua no estaban ya disponibles-. Con abrazos siempre afectuosos nos despedimos y en mi trayecto de vuelta al palco vi cómo trabajadores del evento entregaban agua desde bidones a los asistentes. «No están llenando las botellas completas. Están dando un poco para que pueda durar más el agua», me comentó una chica a la que le pregunté sobre la situación que, de hecho, se masificó a través de Twitter y que recogieron algunos medios de comunicación.
De pura cuea y por qué la gente fue medida no quedó la cagada en el Knofest. Un desastre la producción, los puntos de acceso de cancha a baños o Galería eran pequeños y sin control. Que esperaban que ocurriera una desgracia? Un desastre la productora, las bandas bien #KNOTFEST pic.twitter.com/UR2b9j2k0d
— Max Rodriguez (@emeequismx) December 12, 2022
Estos son los puntos de agua que dispuso @TransistorGigs para el #KNOTFEST. La peor organización que he visto. pic.twitter.com/AuCA7OR3yv
— Nacho Correa (@ElNachoCorrea) December 11, 2022
La organización del #Knotfest #KnotfestChile es un verdadero desastre y aún no salen las bandas cabeza de cartel. Ojo que esto podria terminar mal.@Carabdechile @Orrego @min_interior @adnradiochile @Cooperativa @rockaxisoficial @futurofm pic.twitter.com/XSs2jJQ4OP
— @Nomasjuanathan (@nomasjuanathan) December 11, 2022
Puntos de hidratación del #KnotfestChile una vergüenza internacional la productora @TransistorGigs pic.twitter.com/rNwJvCPXbm
— Oscar Feik (@Ozfeik) December 12, 2022
Estuve en #KnotfestChile, y lo único que puedo decir que la productora lo hizo pésimo. Acceso, tremendas filas, dijo que habría punts de hidratación y vendían el agua y había UN PTO entregando agua caliente y mucho más. #horrible se ganaron un reclamo en @SERNAC pic.twitter.com/g5S3FiPryW
— Yasna Quiroz (@YasQuirozG) December 12, 2022
La intensidad del calor aún era alta, pero empezó a aparecer un poco de sombra en la cancha del Monumental. En cualquier caso, muchas personas cruzaron las barreras perimetrales para tratar de encontrar refugio del sol en los bancos dispuestos para los equipos de fútbol. En ese sector nunca vi la presencia de guardias o de personal del evento. Tras darme una extensa vuelta para llegar a la sala de prensa, Mr. Bungle aún continuaba con su espectáculo. Escuchar y ver a Mike Patton con una camiseta de Humberto Suazo es sin duda un privilegio, reflexionaba mientras rellenaba mi cantimplora de agua en el baño del palco. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la interpretación de Gracias a la vida de Violeta Parra en la voz de Mike Patton y la posterior presencia de Derrick Green y Andres Kisser de Sepultura para cerrar su show interpretando Territory.
Más adelante, se avecinaba la llegada de Pantera, una de las bandas más esperadas por la fanaticada chilena. El público se notaba ansioso esperando a Phil Anselmo, Zakk Wylde, Charlie Benavente y Derek Engemann. Pertinente es acotar que este último reemplazó con urgencia a Rex Brown que se encontraba enfermo, cambio que tampoco fue anunciado por la productora de Knotfest. Mientras se acercaba la hora de comienzo del show de la banda ocurrió uno de los hechos que me llamaron más la atención y que marca, desde mi parecer, la lamentable tónica de la desorganización del evento. Parte del staff del festival estaba colgando un telón negro con el logo de Pantera en frente del escenario y se les cayó. No pudieron volver a colocarlo, así que desistieron del trabajo. Con esa vergonzosa anécdota encima, partió el concierto de la banda norteamericana.
Un repaso por la historia de Pantera fue lo que el público chileno recibió. Partiendo con A New Level y Mouth for War, Phil Anselmo demostraba la calidad de su voz. Entre mosh y mosh, en el público comenzaron a aparecer bengalas. No una ni dos, sino más de cinco. De hecho, a lo largo de todo el día aprecié más de diez de estos aparatos luminosos. Otro problema de seguridad que noté en cancha fue que alguien estaba, literalmente, escupiendo fuego. Como me veo imposibilitado de describir esto último de mejor forma, adjunto registros masificados en Twitter:
Imagínate vivir en Europa o Estados Unidos y perderte un recital de @Pantera en Santiago de Chile con metaleros vomitando fuego. #KnotfestChile#Pantera#Locura#ElMejorPublicoDelMundo pic.twitter.com/wu8r9B37Ml
— Radio 19 de Abril (@Radio19deAbril) December 12, 2022
XD no faltan los weones prendidos jajajajja #KnotfestChile #lanzallama pic.twitter.com/YJSbh6o0p6
— Dj kaos (@DJKAOSINTHEMIX) December 12, 2022
Hechos como los registrados en los vídeos anteriores son, sin lugar a dudas, sumamente peligrosos en eventos masivos como Knotfest. Además, es lamentable que estas situaciones opaquen los shows de bandas tan importantes como Pantera. Ahora, para retomar el espectáculo en sí, Phil Anselmo y compañía demostraron la potencia de la agrupación. I’m Broken, 5 Minutes Alone, Fucking Hostile, Walk y Cementery Gates fueron parte del repertorio que dejó Pantera en el Estadio Monumental.
La banda liderada por Anselmo finalizó su espectáculo y llegaba el turno de los maestros Judas Priest. Con War Pigs de Black Sabbath como canción de inicio, los ingleses se subieron al escenario de Knotfest para celebrar sus 50 años de carrera en la música. Un Rob Halford icónico hizo su entrada interpretando la clásica Electric Eye. El show de Judas Priest fue una real cátedra de cómo se hace un concierto. Rob interactuando todo el tiempo con el público y con sus músicos, una puesta visual impecable y un sonido trabajado. Eso entregó la banda inglesa a través de sus clásicos como Firepower, Devil’s Child, Turbo Lover, Painkiller, Breaking The Law y Living After Midnight. ¡Hasta Rob entró con su motocicleta! ¿Qué más se puede pedir? No cabe duda que el show de Judas Priest fue uno de los puntos más altos de Knotfest y de todos los shows en vivo realizados en Chile durante 2022.
Finalmente, llegó la hora de Slipknot. La banda liderada por Corey Taylor ingresó a las 22:00 horas en punto. Como un reloj totalmente calibrado fue el espectáculo de los oriundos de Iowa, Estados Unidos. Las históricas mascaras, trajes y efectos visuales de la banda se mostraron en plenitud en el Estadio Monumental. Ya no había sol, así que la temperatura ambiente no era ya un problema. Sin embargo, otro trago un tanto amargo apareció en la primera canción de Slipknot. Desde la parte más alejada de cancha despejó un fuego artificial. Me pregunto nuevamente, ¿cómo pudieron ingresar tal pirotecnia? La respuesta vuelve a ser la misma: falla en los protocolos de seguridad. Menos mal aquella situación no causo ningún herido y el show se pudo realizar con normalidad y con una buena energía por parte del público. Un Corey Taylor cercano, realizando chistes e interactuando con los asistentes fue la constante de todo el concierto. «¿Quieren más?», preguntó de manera constante el líder de Slipknot. «Ya estuvieron con Pantera y Judas Priest. Ahora son míos», agregó el estadounidense en un momento y llegó a concluir: «Hoy todos somos familia». Así, la banda repasó sus clásicos como Sulfur, Before I Forget, Dead Memories, Psychosocial, People = Shit y Surfacing. También se dieron el espacio para interpretar canciones de su más reciente trabajo discográfico como The Dying Song (Time to Sing).
El día finalizó con Corey Taylor prometiendo que veremos prontamente el retorno de Slipknot a Chile e, incluso, dejando entrever que Knotfest podría quedarse en nuestro país para próximas ediciones. Ahora bien, todos los problemas de seguridad y de organización del evento dejan un sabor amargo. El descontento expresado en redes sociales es hasta hoy notable. Los reclamos al SERNAC han ido en aumento ante la falta de información y respuesta de la productora encargada de traer Knotfest a nuestro país.
Anda muchísima gente alegando. Ojalá el @SERNAC ayude a organizar una demanda colectiva.
— CataCat (@Cata_Blake) December 12, 2022
Es claro que los shows salieron adelante, pero es urgente establecer que el público no debe soportar malas condiciones en eventos masivos que pongan en peligro su bienestar físico. Asistimos a los conciertos para tener un buen momento, no para tener una experiencia desagradable. Mucha gente me comentó que abiertamente lo pasó mal en el festival. Y eso es triste. Más de un hecho de violencia se dio en el festival. Desde el palco pude ver una discusión que casi llega a los golpes por unos asientos. En la nota de The Pichangas a la que hice referencia antes también se señala que hasta hubo una persona herida por un botellazo en su cabeza.
¿Qué debemos esperar para que los protocolos de seguridad sean efectivos en estos eventos? Existen demasiados casos, tanto en el mundo como en Chile, de shows en vivo donde por estas mismas situaciones han fallecido personas. Insisto, es lamentable que la primera edición de Knotfest en Chile deje un sabor tan amargo. Esto abre la posibilidad de que nos cuestionemos la labor de las productoras y la propia actitud del público.
Creo férreamente en que debemos cuidarnos entre todos quienes vamos a un concierto. Si alguien se cae, debes levantarlo. Así de sencillo es. Debo decir que vi muchos de estos gestos durante el día domingo, pero también son demasiados los acontecimientos totalmente contrarios. En fin, Knotfest pasó por Chile y ahora queda ver si se queda para otra edición en 2023.
