Por Cristóbal Pérez
El día de ayer se presentó por primera vez en nuestro país una leyenda viva de la música. El icónico Billy Idol debutó en nuestro país entre gritos, baile y saltos que no dejó a ninguno de sus fanáticos indiferentes.
El Teatro Caupolicán fue testigo de un evento que por años la gente esperaba con ansias, uno de las voces más importantes de los 90’ se presentó ante un recinto repleto. Una guitarra y un ritmo de rock ‘n roll esperaba al ídolo de muchos que tras una ola de aplausos a sus músicos y banda, inicia su concierto con «Dancing with Myself» que sin lugar a dudas, es una canción que marcó a generación con esa guitarra constante que nos hace corear una letra más que pegajosa.
Corría la cuarta canción cuando un emocionado Billy Idol se conecta de una manera impresionante con el público, cuando la tos y las lágrimas se apoderan del ambiente. Nuevamente fuimos parte de un evento que gracias a un grupo de inadaptados se vio envuelto en un mal rato, generando un caos y un ambiente bastante extraño en el lugar.
Cerca de 20 personas intentaron ingresar al recinto de San Diego sin tener entrada, ante esto la fuerza de seguridad se vio obligada a utilizar herramientas de defensa que generó un efecto en todos los participantes del evento incluso Billy Idol y su banda quienes se vieron obligados a bajar de escenario mientras se diseminaba la sustancia arrojada.
Una vez se empieza a calmar el ambiente, el show pudo continuar con normalidad. En un principio el público se encontraba un poco tenso por lo ocurrido, pero la experiencia de Billy logró romper todo tipo de tensión en el público presente, haciendo bailar a todos los presentes con sus grandes éxitos como «Rebel Yell» o «Eyes Without a Face», incluso realizando diversos cover de los míticos «Generation X». Sin duda alguna presenciamos a un Billy que luce como todos queremos llegar como fanáticos de la música: escandalosos y enérgicos. La voz del británico-estadounidense se escucha igual que el día uno, mismo caso ocurre con la guitarra de Steve Stevens, quien nos recuerda cómo se debe hacer un concierto de rock.
Para finalizar, me tomaré un momento para opinar sobre lo lamentable que puede llegar a ser ciertas situaciones que entorpecen un gran espectáculo. ¿Debemos vivir una tragedia como Cromañon para aprender? La verdad es que al parecer sí, diminutos grupos de personas son incapaces de entender que si no se cuenta con el ticket, simplemente no se puede ingresar al evento, por algo existen los aforos. Y peor aun, es tal el grado de irracionalidad, como para creer que su “enemigo” es el guardia de seguridad de tercera, que debe trabajar para llevar los requerimientos del hogar, cuando él lo único que hace es ganarse la vida. Lamentablemente el punk demuestra la posición en que se encuentra, todo esto gracias a sus mismos seguidores y al parecer se ha vuelto costumbre que estos lamentables hechos ocurran y siguen desprestigiando este movimiento cada vez más.
Lo del día de ayer fue una mezcla de emociones muy difícil de describir, pero lo que sí sabemos es que al final del día la música siempre gana. Billy Idol encontró una nueva casa en nuestro país y nosotros fuimos testigos de un espectáculo de primer nivel que sin lugar a dudas lo vamos a ver pisando nuestro país nuevamente. Y al final del día, la sonrisa que genera el público nacional no se la borrará nadie.
