En un excelente despliegue de sonido, energía y personalidad, la querida banda chilena demostró el por qué tiene una fanaticada fiel y aguerrida y el por qué está tan vigente en el acontecer actual. Por Javiera Parra Leiva.
En tiempos de «guerra» y en tiempos de locura, la música es la comunión entre las distintas partes que componen la sociedad. Es el sentir y el grito de aquellos que necesitan expresar un mensaje yendo más allá del común grito en la calle. Es lo que viene del fondo del corazón, y Chile sabe de expresar mensajes encriptados, sea por mails pidiendo por el «raspado de olla», o yendo con los más grandes pidiendo favores por favores. Los Prisioneros ayer, Los Tres un poco después, los Ases Falsos hoy, entre una legión de artistas que elevan la voz como uno solo. Son alrededor de las 9:10 de la noche, Briceño y compañía salen al escenario, y un Teatro Caupolicán repleto hasta su punto más alto estalla en gritos.
Con “Eres Una Bomba” empieza una constante fiesta que no descansaría durante ningún segundo sólo hasta el fin de la jornada. El público salta y corea sin parar cada una de las letras de los Ases, canciones como “Gehena”, “Nace Un Contragolpe” y “Cae La Cortina” hacen que las voces de los asistentes acompañen melódicamente al excelente sonido de la banda y a la voz de Cristóbal Briceño, quien baila y pulula con confianza por el escenario. Ahí es donde pertenece.
Un poco de calma llega al recinto cuando Briceño aparece con una guitarra acústica y entona “Niña Por Favor”. Todo, mientras la platea se ilumina tímidamente con las linternas de los celulares. Aunque esta calma duraría sólo una canción, ya que al sonar los primeros acordes de “Pacífico” la locura misma invade al Teatro Caupolicán, que salta y corea aún más alto que en las canciones anteriores. Termina la canción y el vocalista queda tendido dramáticamente boca abajo en el suelo como si estuviera desmayado. Luego de reponerse empieza a sonar un cover de “Samba Du Brasil” -el clásico Te Te Teterete-, una intro perfecta que se fusiona con “Así Es Como Termina”.
Sin duda el punto más alto de la noche es durante “Mi ejército”, Cristóbal Briceño aparece sorpresivamente en la platea alta del teatro, la recorre completamente mientras canta Ya no tengo miedo de decirte que el mundo es mi ejército, soy su comandante y a la vez soy su primera línea, soy mi propia carne de cañón y mi conspirador y recibe los vitoreos y abrazos de los afortunados que logran tenerlo frente a frente. Al llegar al centro de la platea, pasa las barandas de seguridad de esta y queda parado al borde del precipicio mientras mira intensamente en escenario y recibe los gritos de todos los presentes. Este es uno de los pocos momentos en los que se ve una gran cantidad de celulares grabando el momento, durante todo el concierto la tónica es guardarlos y disfrutar el ahora.
Al llegar al escenario, Briceño le pide a su fanaticada que piense en la magia navideña y que invoquen a un personaje muy querido, segundos después aparece Héctor Muñoz -guitarrista de la desaparecida Fother Muckers, banda que posteriormente mutaría a Ases Falsos- y estallan los gritos, juntos interpretan y rememoran “Espíritu de la Nación” y “Patio de Comidas” de su antigua banda. Se acerca el final de la función y “Misterios del Perú” es el cierre perfecto para las dos horas de despliegue musical y conexión con la audiencia que caracterizan a Ases Falsos, el cotillón y cajas de regalos que son lanzadas al público son el sello perfecto para la gran fiesta de la noche que no tuvo absolutamente a nadie de pie durante toda la jornada.
Setlist:
1- Eres una bomba
2- La sinceridad del Cosmos
3- Más se fortalece
4- Chakras
5- Gehena
6- Nace un contragolpe
7- Cae la cortina
8- Niña por favor
9- Simetría
10- Pacífico
11- Así es como termina
12- Sal de ahí
13- Mucho más mío
14- Mi ejército
15- Trato Hecho
16- Subyugado
17- Espíritu de la Nación (Fother Muckers)
18- Patio de Comidas (Fother Muckers)
19- Mala Fama
20- Qué hará de mí
21- Misterios del Perú
Gracias a Farolatino y a Ases Falsos por la invitación. #LaCajita ♥
