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THE DRUMS EN CHILE: CELEBRANDO «PORTAMENTO»

Un domingo más. ¿El destino de hoy? Nataniel Cox 59, Teatro Coliseo, para ver a The Drums. La banda neoyorkina ha vuelto a Chile en medio de su gira de celebración de los diez años del lanzamiento de su disco «Portamento».

Soy de la generación que vivió su adolescencia con The Drums como parte de la playlist personal. Vivir la primera decepción amorosa, la primer relación sexual o la primera angustia existencial tuvieron dentro de su soundtrack a la banda oriunda de Nueva York. Puedo notar que las personas que hacen la fila conmigo para entrar al teatro también tienen la música de Jonny Pierce como parte fundamental de su vida y que hay felicidad detrás de las ropas negras, piercings, maquillaje y mascarillas.

Las estéticas góticas y punks son numerosas en la fila. Pienso que, muy probablemente, todas estas personas fueron en su momento marginadas en la escuela. ¿Era considerando popular escuchar a The Drums en 2011? No lo creo. No lo sentía así en ese entonces. Pero, ¿qué mierda importa?. Hoy venimos a bailar al Teatro Coliseo porque los conciertos son ritos comunitarios que nos unen con otros seres humanos.

Ya dentro del teatro el calor es intenso y toca esperar hasta las 20:00 hrs. para que empiece el show de El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco. La banda nacional también fue parte de mi playlist adolescente, así que estoy feliz por verles en vivo. En la audiencia no parece haber tanta gente que haya venido con la intención de escucharles como primera prioridad, pero sí se percibe que el público quiere pasarla bien.

El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco en el Teatro Coliseo.
Imagen: Claudia Jaime Porzio.

Con una puntualidad envidiable, El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco inicia su presentación. Repasando canciones de su discografía, la banda nacional entrega sonoridades que recuerdan al math rock de American Football y el rock alternativo de Sonic Youth.

Aunque es visible su nerviosismo, la agrupación saca adelante su propuesta invitando a bailar al público. A mí izquierda hay un grupo de chicos que salta y corea cada canción. Ellos sí vinieron con ganas de ver a El Cómodo Silencio de Los Que Hablan Poco. Su energía es contagiosa y me alegra. La banda agradece a la producción por la invitación y que les escuchemos. Dicen que este es su show con más público y que están felices de poder telonear a The Drums. Luego de eso, invitan a su roadie, Raúl, para que toque el pandero. Su presencia en el escenario es maravillosa. Todo el teatro grita su nombre. La banda ríe. Cuarenta y cinco minutos aproximadamente tocó la agrupación nacional y, a mí parecer, se siento corto el tiempo porque fue una presentación sólida.

El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco en el Teatro Coliseo.
Imagen: Claudia Jaime Porzio.

A las 21:00 hrs. debe salir The Drums a escena. Mientras tanto, reviso WhatsApp. Hablo con Cristóbal, quien no quiso venir al show. Me comenta que se anunciará otro concierto en vivo. Hacemos suposiciones sobre quién vendrá. En el teatro suena «You Only Live Once» de The Strokes cuando ya son las 21:15. La banda está retrasada. Pasan los minutos. «Hardest Button To Button» hace que parte de los asistentes pasen el rato coreando a The White Stripes y otros comiencen a pifear. «Elephant» de Tame Impala suena. Ya son las 21:25 y no hay novedad. El público grita el nombre de Jonny. Miro mi teléfono. Son las 21:29 hrs. Las luces bajan. Comienza el show y las pifeas se vuelven gritos de alegría.

The Drums en el Teatro Coliseo
Imagen: @garygophoto

Unos guantes azules se asoman. Jonny Pierce ha entrado en escena. «Book of Revelation» abre la noche. Me dan ganas de llorar. ¿Tan importante es «Portamento»? Sí, su importancia da hasta para las lágrimas. Creo que para todas las personas que están en el Teatro Coliseo es relevante este disco de la banda norteamericana

El baile no se detiene. El sudor cae. Los teléfonos se elevan para tomar una foto. Jonny baila, mira y acerca el micrófono para que cantemos. Todos nos sabemos las letras completas. Jonny sonríe, disfruta. Ya olvidé la media hora de retraso. Lo importante es estar aquí.

The Drums en el Teatro Coliseo
Imagen: @garygophoto

Bailamos «Days», «What You Were», «Money», «Hard to Love» y «I Don’t Know How to Love». La gente grita el nombre de Jonny. Aplaudimos. Bailamos. ¿Lo hacemos bien o mal? Esta pregunta no tiene sentido alguno. El asunto es conectar. Sin querer le piso el pie a alguien. Le pregunto si está bien. Me responde que sí. En sus ojos se nota que está sonriendo, a pesar de que su rostro está cubierto por una mascarilla celeste. De esto se trata venir a conciertos. Amor, ternura y conexión. No importa que no conozcas a nadie. Todos venimos a ver a The Drums. Todos estamos aquí por la música.

El show sigue. Jonny continúa con sus icónicos bailes que traen vibras a Iggy Pop y a Ian Curtis, pero más suaves. «Searching for Heaven», «Please Don’t Leave Me», «If He Likes It Let Him Do It», «I Need A Doctor», «In The Cold», «How It Ended» y «Down by the Water» pasan a través del domingo santiaguino.

La noche termina con la icónica «Let’s Go Surfing». En este punto, Jonny ya no tiene puestos sus guantes azules ni su chaqueta. Dentro del público tampoco hay chaquetas. Lo que sí hay es mucho sudor. Hemos bailado todo el show. Mañana es lunes, pero no importa. La serotonina segregada viendo a The Drums se agradece. El show termina. La banda arroja un par de baquetas al público y entregan los setlist. La fanaticada más férrea pide que les den las botellas de agua que bebió Jonny. Así, el Teatro Coliseo se vacía. Góticos, punks e indies vuelven a sus casas. La noche de domingo está fresca. En la alameda se ven luces en el Palacio de la Moneda. ¿Estará el presidente ahí? ¿Sabrá que hoy tocaba The Drums? En fin, «Portamento» resonó en la capital y bailamos felices hasta sudar.

The Drums en el Teatro Coliseo
Imagen: @garygophoto
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Genaro Rencoret

Soy residuo del indie. Intento escribir generando crítica y diálogo entre las artes. Cuando grande quiero ser como como Gabriela Mistral o como David Byrne.

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