“El baile es conexión”, expone el compositor uruguayo Jorge Drexler (2014). Esta premisa me quedó esclarecida el día de ayer al ver el espectáculo de Vicente Cifuentes en el Teatro Nescafé de las Arte, a quien, por cierto, debo agradecer por haberme invitado al show. Eso sí, oportuno es decir que la noche en el recinto capitalino fue abierta por Adri Stuven, quien marcó la pista de baile con su banda de guitarra, cello, batería, cuatro, contrabajo y coros. La actriz y compositora se veía contenta arriba del escenario, al igual que su agrupación. El goce del baile partió con viento en popa y con Adri Stuven interpretando algunas canciones de su EP “Métete en Tu Amor” (2021).
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La llegada de Vicente era anhelada por el público del teatro. La gente quería escuchar la bachata local del compositor nacional, verle tocar en vivo y, por supuesto, bailar. Sin embargo, surge la pregunta: ¿Por qué bailar? He tardado años en encontrar una respuesta, ya que, sinceramente, bailar me causaba verguenza. Hoy por hoy aún me quedan aún rastros de pudor, pero he logrado comprender que el baile, tal como proponen Murcia y Jaramillo, está cargado de sentido al permitir comunicar “algo ante los demás: la forma de vida, los pensamientos y las emociones; las costumbres y saberes de los antepasados, o, simplemente, la expresión de una necesidad lúdica” (tal como se cita en Ochoa Patiño, 2006, p. 54). Comunicación y conexión, eso es lo que hay en la propuesta que Vicente Cifuentes presentó en el Teatro Nescafé de las Artes.
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El show de Vicente, además de bailable, fue teatral. La inclusión de “Amarillo”, un personaje con muchas vibras a Charles Chaplin y el cine mudo, mantuvo la atención de la audiencia durante todo el show. Además, la participación de invitados como Abel Zicavo, Charly Benavente, Rulo, Nano Stern, Los Vasquez y Manuel Sanchéz entregó variedad al concierto. En casi la hora y media Vicente marcó el ritmo en el Teatro Nescafé de las Artes. Sí, costó un poco que el público dejara el pudor para levantarse de las butacas y bailar, pero al final todo el teatro estuvo de pie.
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Una cosa que no se puede obviar es la calidad de la banda que acompañó a Vicente. Fue un conjunto que no decayó nunca y eso se agradece. Otra cosa que no es posible dejar pasar es la cercanía que tiene Vicente con el público. El hecho de haber bajado y recorrido los pasillos de la platea baja del teatro demuestra el tipo de artista que es Vicente Cifuentes, al igual que el haber permitido que un niño cantara en la última canción del show. Vicente es cercano con su audiencia y eso, a mi parecer como fanático de la música en vivo, es impagable. Volver a casa con el corazón lleno de bachata y folclor es también una cuestión que no tiene precio. Vicente Cifuentes da la oportunidad de bailar y de conectar. Aunque aún me queda mucho para soltarme en la pista de baile, lo intento y lo gozo. Mi gratitud a Vicente por también permitir democratizar el acto de bailar o, como diría al maestro Drexler (2014), “ir en el ritmo como una nube va en el viento”.
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Referencias
- Cruza. (02 de octubre de 2014). Jorge Drexler – Programa Completo – Encuentro en el Estudio – Temporada 7 [Archivo de vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=-rp2tmw5s30&t=1123s
- Ochoa Patiño, V. (2006). El baile: representación social y práctica saludable. Revista Investigación y Educación en Enfermería, 14(2), 54-63.