Trabajar en la industria musical es, de tanto en tanto, extenuante. Ya sea que te dediques al periodismo de espectáculos o que de plano seas artista, es innegable que hay ciertos periodos de tiempo en este trabajo que son sumamente intensos. Tener reuniones tras reuniones, ensayos, pruebas de sonido. Continúas así yendo de un lado a otro repetidamente, considerando siempre una serie extensísima de actividades. La agenda siempre está apretada. Sin embargo, la intensidad de esta labor es tan atrayente como fascinante por cuestiones que, particularmente, no abordaré aquí. Lo relevante en este momento es que, en una de esas semanas donde el tiempo parece no alcanzar para hacer todo lo que deberíamos, tuve la oportunidad y el agrado de conversar con Shirel.
La joven artista nacional acaba de estrenar su primer disco titulado Cristal. En ese marco, Shirel ha estado compartiendo con la prensa especializada durante este último tiempo. Entre canales de televisión, radios y videollamadas por Zoom, nos reunimos en las oficinas de Universal Music Chile. Nos ubicamos frente a frente con Shirel en una larga mesa color gris. A mi costado izquierdo estaba sentada Feña Schell, quien coordinó la instancia. Entre vasos de agua y mi frapuccino de dulce de leche, le comento a Shirel que la idea es que podamos conversar como si estuviéramos en un bar. “Con total distensión. Si salen chuchadas, que salgan nomás. Lo importante es que te sientas en comodidad”, le digo a la joven artista y ella me responde con una sonrisa: “Bacán, démosle”.
Lo primero en lo que me detengo con Shirel es en la intensidad de su ritmo de trabajo durante la última semana. “Sí, ha sido intenso. Lo estoy aprovechando. Acaba de salir mi primer disco, del que estoy muy orgullosa. He estado dando todo para que el trabajo le llegue a las personas”, responde con clara satisfacción la compositora.
Teniendo en cuenta que Shirel tiene 23 años y esa intensidad del quehacer artístico, le pregunto cómo ha cambiado su vida desde que firmó con su actual sello discográfico. La joven artista señala: “Heavy. Creo que, en mi caso, ha sido super progresivo, poco a poco. Comencé a sacar música el 2020 mientras se caía el mundo. Para mí ha sido un viaje de ver de a poquito mis sueños realizarse. Uno por uno he ido cumpliendo mis objetivos. Estoy motivada para seguir disfrutando del proceso”. Además, Shirel agrega entre risas: “Ahora que salió el disco puede dar un check en la lista de manifestaciones”.
Más adelante, hablamos con Shirel sobre la recepción que ha tenido Cristal desde su lanzamiento. “Ha sido bacán y muy bonito”, parte comentando la artista y continúa: “Yo sentía que uno de los desafíos en este primer disco era tratar de alcanzar a la gente que le gustan estas canciones porque es un trabajo hecho desde una perspectiva muy honesta y vulnerable. En este disco intento mostrar como soy realmente yo y las cosas que siento y pienso”.
Ahora bien, esta misma honestidad que hay en Cristal conllevó una serie de cuestionamientos en la propia Shirel. “A veces me encuentro a mí misma pensando si estas canciones que escribí son demasiado propias y personales para que otra persona pueda conectar con ellas. Sin embargo, siempre me encuentro con que hay otras personas que están pasando por situaciones similares o que sienten lo mismo que yo. Eso me encanta, me inspira. Estoy agradecida con todas las personas que me escuchan porque me demuestran que no estoy sola”, sentencia Shirel y le respondo: “Al final es fundamental la conexión”. La artista nacional me contesta resolutivamente: “Sí, sin duda. Los músicos vivimos para eso”.
Nos quedamos detenidos con Shirel en esta idea de la conexión. “La música tiene el rol de acompañarnos en nuestra vida. Todas las personas tienen una playlist de vida que marcan las cosas que les han pasado”, expresa la artista y, tras una breve pausa, agrega riéndose: “Y este último tiempo han pasado muchas cosas, así que la música es aún más fundamental. La música brinda la oportunidad de materializar esos sentimientos comunes que tenemos las personas. Hay canciones para todos los momentos. Por eso me doy el permiso de hacer canciones tristes y canciones felices cuando tengo ganas. La vida está llena de esos altos y bajos. Y la música es la que acompaña en cada una de esas subidas y bajadas”.
Siguiendo con la idea de mostrarse vulnerable en este primer álbum, Shirel expone que la posibilidad que tuvo de madurar su proyecto le permitió darse cuenta de la importancia de poder emocionar a quien la escuche. “Todo el tiempo que he tenido para trabajar en este disco me ha dado la oportunidad de notar que lo que más admiro de otros artistas es su capacidad de conectar. En ese sentido, creo que yo como compositora tengo mucho para decir y compartir en mis canciones. Hay que hacer este trabajo de la forma más honesta y verdadera que se pueda. Así las cosas funcionan”, afirma Shirel.
En línea con lo anterior, la joven voz nacional profundiza: “Me quiero dedicar a este trabajo durante toda mi vida, así que debo ser consecuente con quien soy y con las cosas que me pasan. Eso es lo que podemos sostener en el tiempo. Me propuse hacer este disco así y más aún considerando que es el primero. Realmente quería que este álbum fuera sincero y que las personas conozcan la manera en que soy como persona. No quiero mostrar cosas que no son reales. Soy una persona sensible, llorona e intensa. Y con eso escribo. No puedo ser ajena a quien soy, aunque eso conlleve a veces desafíos. Hay canciones que me costó mucho terminar, pero creo que el hacer música es un proceso terapéutico también. Es maravilloso que los artistas tengamos esta herramienta para poder sanarnos a nosotros mismos y poder sentirnos mejor”.
Hay en el trabajo de Shirel un impulso de soltar, de tener la oportunidad de liberar aquellos sentimientos personales que, de tanto en tanto, nos apremian. “La música permite plasmar en algo lo que tenemos dentro. ¿Cuántas personas se quedan con esas sensaciones dentro de sí mismas? ¿Quién no ha tenido esa sensación de que está apunto de estallar? Los músicos tenemos una forma de llevar afuera todo eso- Tenemos la posibilidad de poner todos esos sentimientos en un lugar y hacer canciones hermosas que puedan acompañar a otras personas”, expresa Shirel.
Posteriormente, le consulté a Shirel por la portada de Cristal y cómo se ancla esa imagen con esta idea de la vulnerabilidad. “Para mi cada veta que tiene esto de hacer música -desde los videoclips, pasando por las carátulas, hasta los planes de comunicación, y un largo etc- son oportunidades e instancias de comunicar. Son espacios para decir cosas y para conectar. Me he tomado todas las aristas de este disco como formas para eso, para establecer una comunicación de ideas”, partió comentando la compositora. “Este disco ya tenía el nombre de Cristal antes de hacer la portada. En este trabajo todo el tiempo estoy hablando del proceso de encontrarse a uno mismo, de esta búsqueda de identidad que tuve incluso mientras lo escribía. Empecé a pensar en qué características o en qué palabras definen este proceso. Y llega la idea del cristal, un material que es frágil, que es muy bonito. Desde ahí me detuve en cómo transmitir esa idea del cristal en imágenes. Dibujé mucho. Mi proceso creativo siempre parte desde el dibujar. Así llegué a este concepto de la caja de cristal y de la materialidad del agua que fluye, que se congela, que se derrama y que es transparente. Al final quiero que todo mi trabajo tenga un porqué”.
Los diversos conceptos que entrecruzan Cristal se juntan con una cantidad también amplia de vertientes sonoras. Shirel comenta que los sonidos que están presentes en el disco vienen desde su propia playlist personal. «Siempre seguí mi instinto en cuanto al sonido que quería plasmar. Llegué a un resultado que creo que es consecuente con quien soy y con la música que me gusta», explica la artista nacional. Ahora bien, la misma Shirel señala que la gran presencia de la guitarra en todo el álbum fue una decisión compleja. «Fue todo un debate al principio del proceso. Me preguntaron en varias ocasiones si era necesario que la guitarra fuera una protagonista. Y la respuesta es que sí, que sí era necesario porque la guitarra es fundamental en mi proceso creativo. Se tenía que quedar y punto», cuenta la joven voz y añade: «Estudié jazz, crecí en Perú escuchando guitarra española, me encanta la música urbana y las cosas digitales. Mi disco es todo eso. Nunca me retuve en jugármela con estas referencias. Me gusta creer que llegué en este trabajo a poder mezclar las esencias de los sonidos que me componen a mí misma«.
En esa búsqueda de establecer justificaciones para las decisiones artísticas es común toparse con la frustración. Y Shirel no es ajena a eso. “Frustrarse es parte del proceso creativo. Hay que seguir buscando hasta que encuentras un momento que hace click y todo empieza a conectar, a cerrar y a redondear. Esos momentos son maravillosos. Vivo por ellos. Hay que aprender a disfrutar de los procesos y a ser paciente. No hay que perseguir solamente un resultado final, sino que hay estar presente en el proceso. Ser persistente, determinado y no tirar la toalla es clave para los proyectos creativos”, expresa enfáticamente la artista nacional.
Pasando a la noción del trabajo colaborativo, Shirel expone que su equipo es el centro de todo su quehacer. Sobre esto reflexiona la joven voz: “Para mí, hacer música es una cuestión sumamente íntima. No logras crear y sacar adelante una canción o un disco con cualquier persona. Para llegar a un resultado que te encante, que sea honesto y vulnerable, debe darse una cierta vibra y energía con las personas que trabajes. Es importante el rodearse de personas que te quieran, que crean en el proyecto y que quieran trabajar contigo. Creo que logro eso con mi equipo. Creo que tengo la bendición de estar con personas increíbles. Creo que sin ellos este disco y todo lo que se viene no sería posible. Así se logra la magia. Nadie logra las cosas estando solo”.
Como 2022 se está acabando, pertinente se hace la pregunta de con qué nos quedamos de este año. Shirel contesta a esta interrogante con un tono calmado y satisfecho: “Ha sido un periodo de mucho aprendizaje y de primeras veces. Termino este año super contenta. Estoy agradecida con el universo y con la gente que me rodea. Siento que esto es recién el comienzo para mí y que cada año que viene será mejor. Termino el año motivada para seguir haciendo este trabajo que amo”.
En la misma línea, consulto a Shirel por lo que se viene en 2023: “El primer desafío es el verano. Se vienen hartos shows. Eso ha traído el desafío de plantearme cómo llevar este disco al en vivo. Es un álbum que tiene mucho de conceptos y de una producción jugada. Como hablamos antes, cada arista de este trabajo es una oportunidad para comunicar y el show en vivo es una instancia más para hacer conexiones. El verano terminará con Lollapalooza. Eso se viene heavy. Estoy super entusiasmada y se vienen otras cosas también, pero todo a su tiempo”.
El llegar a tocar a Lollapalooza ha sido un tema inevitable en todas las entrevistas que ha tenido Shirel durante este tiempo. Obviamente, no pude ser la excepción a la norma y nos detuvimos con la joven compositora a hablar de la relevancia de estar en el lineup del festival internacional. “Ha sido heavy. He contando esta historia varias veces y la repetiré de nuevo. Cuando era adolescente trabajaba envolviendo regalos para comprarme una entrada a Lolla. Fui a muchas ediciones del festival así. Disfrutaba tanto estar ahí como público y ahora se me hace heavy pensar que estaré del otro lado siendo artista. Lo daré todo en ese show. Es un regalo para la Nicole adolescente. Es un triunfo para mí yo de quince años”, comenta Shirel con clara felicidad.
Poder dedicarse a trabajar dentro de la industria musical significa, de tanto en tanto, entrar en conflictos familiares. El discurso común es establecer que poder vivir de las labores artísticas es imposible. Muchas familias se inclinan a disuadir a sus retoños de querer ser músicos, pintores, actores, etc. y los guían para que se dediquen a las llamadas carreras tradicionales. En vista de eso, le pregunté a Shirel cómo ha reaccionado su entorno familiar frente a su decisión de ser artista. «Mi familia ha pasado por muchos periodos de entender lo que hago. Mis padres, que son muy generosos y que me quieren mucho, temían por mí. Tenían mucho susto. Todos crecemos escuchando que este es un rubro en donde no se trabaja, que no es algo que hay que hacer, que acá no se come ni se vive«, partió comentando la voz nacional. «Ahora que me ven super clara con lo que quiero hacer están constantemente animándome y acompañándome. Siento gratitud porque tengo gente a mi alrededor que me apoya y que me cuida. Estoy agradecida porque me enseñaron disciplina«, agregó Shirel.
La relación que tiene Shirel con su familia también marca también su devenir como escritora y compositora. Sobre esto, la artista comentó: «En mi casa siempre han habido muchos libros. Mi mamá me contaba que en su infancia se refugiaba en los libros y que se encerraba en el baño para leer. Siento que recibí esa herencia al tener el acceso a esos textos. Recuerdo haber tenido 10 años y descubrir la poesía. Me encontré con un mundo de cosas que me mostraron las posibilidades que tenemos con el lenguaje. Me mostraron el poder de la palabras. Creo que eso fue clave en quien soy yo como artista el día de hoy».
Ya terminada la entrevista, y mientras iba de camino a casa, pensaba en esa intensidad de trabajar en el mundo artístico. Ese vaivén constante de actividades y de incertidumbres. ¿Por qué seguimos en esto si es tan frustrante y tan inseguro? Hay algo que fascina en aquello y que se vuelve aún más atrayente cuando nos damos cuenta que los procesos traen consigo resultados favorables. Tanto Shirel como yo mismo somos personas jóvenes, pienso con soltura en el metro. Ese estado de juventud es, tal vez, el que nos mantiene aún con ganas de continuar en esta labor. Shirel, con un disco recién estrenado, da el puntapié inicial en este camino. Solamente nos queda esperar sus shows en vivo. Espero, de hecho, poder ver su show Lollapalooza 2023. Eso es una tarea para el futuro. Por ahora, hay que sobrevivir al verano que se aproxima.