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PORCUPINE TREE: UNA PRIMERA VEZ

Conocí a L. en el momento de la espera. «Por primera vez estoy acá para hacer fotos», me comenta con sus ojos cafés brillando. Es evidente esa emoción que da el primer show. Y, de hecho, hoy es también la vez primera que Porcupine Tree toca en territorio chileno. 

Steven Wilson -rostro de la banda británica- ya pisó Chile en 2018 en el marco de su proyecto solista, ocasión donde repletó el Teatro Caupolicán en un show de más de dos horas. Aquella ocasión dejó en Wilson la clara impresión de que en este largo país hispanoamericano tiene una fanaticada férrea. «He esperado más de veinte años por esto», exclama un hombre que se encuentra al lado mío en la cancha del Movistar Arena. El sujeto parece de la edad de mi padre. De hecho, demasiadas personas presentes en el recinto capitalino denotan superar las cuatro décadas de vida. «Te encontrarás con fósiles», me escribió C. en tono de broma durante la mañana. Sin embargo, noto que hay también veinteañeros y hasta niños. «¿De dónde salió tanta gente que le gusta Porcupine Tree?», me pregunta C. con curiosidad. «Creo que es como lo sucedido con Sigur Rós en 2017. Son bandas que tienen a sus fans escondidos», le respondo mientras suena una playlist de house que ameniza el ambiente. 

Con música electrónica avanza la hora hasta que suena The Smile, proyecto de Thom Yorke y Jonny Greenwood. «¿Será un homenaje a la voz de Radiohead que está de cumpleaños hoy?», pienso mientras me doy cuenta que las personas a mi alrededor no reconocen la voz de Thom. Así llegan las 21:00 hrs. En las pantallas del escenario pasa el siguiente mensaje: «Buenas noches y bienvenidos al show. Por petición de la banda este concierto es un ‘evento libre de teléfonos’. Respetuosamente les pedimos no tomar fotografías ni vídeos del show. Gracias». Una batalla para recuperar ese misticismo de los shows en vivo anterior a la llegada de la revolución digital. Aquel mensaje se va desvaneciendo y la llegada de Porcupine Tree se avecina. 

Los músicos britanicos salen a escena. El público grita. «Por fin hermano», grita un hombre ubicado a mi izquierda. La llegada de Wilson y compañía ha Chile ha tardado, pero hoy se acaba la espera. «Blacklest Eyes» es la primera canción de la noche. Saltando con la multitud, avanzo para estar más cerca de la banda. Se nota que los cuarentones ya no dan el aguante para estas instancias. Dentro de mí hay risas, pero sé que también voy para allá. Seré un fósil algún día. Sin embargo, hoy vengo a disfrutar. Vengo a satisfacer ese gustito por Porcupine Tree que nació a mis quince años. La canción termina y Steven Wilson se dirige al público: «Muchas gracias, Chile. ¿Podríamos mantener esta energía por tres horas?». Los asistentes alucinan. Un show de larga duración. «Es nuestra primera vez aquí, así que tocaremos un espectáculo extenso», concluye el británico y explica que las siguientes canciones son del último disco de la agrupación. 

Imagen: Jaime Valenzuela / DG Medios.

Lamentablemente, debo confesar, no soy capaz de mantener el celular guardado. Solo grabo quince segundos del show porque quiero mantener un registro en primera persona de este suceso. Perdóname, Steven Wilson, le he fallado al sacramento del concierto sagrado. Soy un pecador. En cualquier caso, no soy el único. Pocos teléfonos se asoman para grabar un fragmento de la presentación. Perdónanos padre que hemos pecado. Así pasan canciones como «Harridan», «Off the New Day» y «Rats Return» del último disco de Porcupine Tree. Los asistentes disfrutan de la performance de Wilson, de las luces y de las visuales que proyectan en las pantallas. 

Avanza el show y el líder, el santo Steven Wilson, pregunta al público del Movistar Arena: «¿Quiénes aquí escuchan a Porcupine Tree desde el siglo pasado?». Los fósiles despiertan para gritar, más no para saltar. Luego, el británico interroga: «¿Quiénes aquí escuchan a Porcupine Tree desde este milenio?». Gritamos y saltamos con entusiasmo. Aún podemos hacerlo, así que hay que aprovechar. Continúa el show hasta que Wilson comenta que, por lo extenso del show, se tomarán veinte minutos de descanso para, y aquí cito, «recargar energías». Sí, tres horas de show no es cosa menor. «Chimera’s Wreck» cierra este bloque de Porcupine Tree y nos vamos al receso. El segundo tiempo se avecina. 

Imagen: Jaime Valenzuela / DG Medios.

«Fear of a Blank Planet» inicia la segunda parte del show. Energía pura arroja Wilson. La banda se nota que disfruta el momento. «Sentimental», «Anesthetize» y «Sleep Togheter» son algunas de las canciones que pasan por el Movistar Arena. Felicidad hay de manera transversal. Jóvenes y adultos, padres e hijos, hermanos y amigos se encuentran emocionados por ver a Porcupine Tree. 

El fin del show llega con «Collapse the Light Into Earth», «Halo» y la famosísima «Trains». Lo nuevo y lo clásico mostró la banda británica en esta noche fría de primavera. Las luces se apagan y los asistentes abandonan el Movistar Arena. «Fue como ver un milagro», le dice un hombre a su pareja mientras caminan hacia la salida. El parque está oscuro. El frío está intenso. Y la gente que sale de ver a Porcupine Tree está contenta. Ojalá poder ver a esta agrupación más seguido. Steven Wilson sabe que en Chile hay un público que ama su música, que ama a Porcupine Tree, por lo que, espero, se den una vuelta nuevamente por este lado del mundo. 

Imagen: Jaime Valenzuela /DG Medios.

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Genaro Rencoret

Soy residuo del indie. Intento escribir generando crítica y diálogo entre las artes. Cuando grande quiero ser como como Gabriela Mistral o como David Byrne.

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