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PABLO ILABACA: MUERTE, TRANSFORMACIÓN Y CANCIONES

Por Genaro Rencoret

La muerte se presenta, en palabras de Zygmunt Bauman (2007), como “la razón de ser del arte, su causa y su objeto” (p. 15). Claro es que la mortalidad es transversal a todos los seres vivos. Es nuestro destino común. Nadie puede escapar de la muerte y nos acercamos a ella por medio de los otros -según plantea Davide Daturi (2013)-. Ahora bien, el mismo Bauman afirma que “gracias al arte, una y otra vez la muerte queda reducida a su verdadera dimensión: es el fin de la vida, pero no el límite de lo humano” (2007, p. 17). 

En vista de lo previo, conectar música y muerte es posible al considerar que la mortalidad del cuerpo tiene una fuerza creadora que se alza como fuente del arte -tal como propone Carlos Baltés (2007)-. Esta premisa es esencial para acercarnos y comprender el primer disco solista de Pablo Ilabaca -con quien tuve el gusto de charlar- titulado Canciones para Conversar Con la Muerte (2021). 

Lo primero que conversamos con Pablo fue sobre la recepción del público con su nuevo álbum. “Estoy feliz con lo que está pasando con este lanzamiento. Es una música sentida. Es gruesa y tiene carga no tan sólo por el hecho de trabajar con trabajar con muchos músicos y productores talentosos, sino que también esta música tiene una ayuda del más allá”, señaló el artista nacional. 

Orquestaciones llenas de cuerdas frotadas y vientos, guitarras, pianos, percusiones, un theremin, la voz de Pablo y más timbres van ensamblando el grosor de la sonoridad de Canciones para Conversar Con la Muerte (2021). Ahora bien, las distintas capas de sonidos que existen en el disco de Pablo no se articulan de manera tensa o distractora para el oyente, sino que son completamente amenas y atrayentes. No hay ningún fragmento que esté de sobra porque todo se encuentra en su lugar preciso, cuestión que deja clara la calidad de compositor que es Pablo Ilabaca y, al mismo tiempo, evidencia la habilidad de los diferentes colaboradores que están presentes en el disco. Acerca de esto, el artista nacional comentó: “El disco tiene un andar ligero, a pesar de que es grueso. Anda bien porque es de verdad y es sincero porque los muertos están bailando en él también, aunque suene loco. 

Imagen por: Val Palavecino.

El mismo Pablo comentó en nuestra conversación que el sonido del disco “quedó muy bien plasmado con el ingreso del theremin, con las orquestaciones y con los valses”. Además, el artista y compositor nacional agregó: “Lo que hay son valses mortuorios, son valses de fantasmas. Esta música está hecha para los muertos. Sin embargo, con este disco no quise plasmar la muerte. Quise plasmar la transformación, esa es la palabra clave. Ahí creo que está la gracia”. Con estas palabras, Pablo apunta, desde mi parecer, a la idea propuesta por Bauman sobre que el arte permite visualizar que la muerte no es el límite de lo humano. Sí, la muerte conlleva la extinción de nuestra corporalidad, pero el carácter de lo humano no acaba con eso. 

La muerte vista como transformación que propone Pablo es también una idea propia de la filosofía china antigua. Chuang Tzu, filosofo chino del siglo IV a.C, propone, por ejemplo, que tanto la vida como la muerte son transformaciones incesantes y que es preciso darles valor de la misma manera (Critchley, 2019). Con esta noción vuelvo a la conversación con Pablo y a las siguientes palabras del artista nacional: “La muerte es adonde vamos a llegar, pero el traspaso es importante y el vivir también lo es”.

Al escuchar Canciones para Conversar Con la Muerte (2021) es apreciable el hecho de de que no es un álbum triste. Muy por el contrario, el trabajo de Pablo propone una sonoridad y líricas que se distancian de la tristeza abogando por la aceptación de la muerte. Esta cuestión se alza porque, siguiendo las palabras del mismo Pablo, este trabajo está inspirado en sus familiares, amigas, amigos muertos. “Es un homenaje a mis muertos”, afirmó el músico. Además, Pablo añadió que la muerte es un tema de sus composiciones desde sus primeros años tocando en Chanco en Piedra. “A los 19 años compuse ‘Da a la claridad nuestro sol’ y habla sobre la muerte, habla de la transformación, de habitar un nuevo estado. Habla de la muerte de algo viejo y de enfrentarse con algo nuevo. Así que este Canciones para Conversar Con la Muerte es un proyecto que se viene dando vueltas hace bastantes años en mis canteras”, sentenció el artista. 

Imagen por: Val Palavecino.

El interés de Pablo Ilabaca por la muerte, según pudimos conversar, se remonta a su más temprana niñez. “Cuando era chico, entre los 5 y 8 años, tuve encuentro con muertos. Fue algo bien especial y es algo que me marca hasta el día de hoy”, señaló el músico y agregó lo siguiente: “Escribí un manifiesto sobre el disco titulado ‘Lo que pienso sobre la muerte o algo así’. Viene en el vinilo y ahí cuento un poco mi vida. Es como un prefacio de un libro y ahí está todo mi rollo con la muerte”. De esta manera, el mismo Pablo sentenció que “el lanzamiento de este disco es como entregar una tesis o hacer el examen de grado sobre el tema de la muerte”.

Así, Canciones para Conversar Con la Muerte (2021) espera tener su estreno en vivo y en directo el próximo 5 de enero de 2022 en el Teatro Nescafé de las Artes. Pablo comentó que la puesta en escena del disco permitirá mostrar la nueva forma en que está trabajando su música. “Este álbum es el comienzo de una nueva forma de hacer discos para mí, ya que solo interpreté en dos canciones guitarra. En todas las demás solo canto”, señaló el artista nacional y concluyó: “Creo que he estado en una ciénaga larga y creo que la música es mi gran medicina. Encerrarme en el estudio y grabar mis canciones ha sido algo curativo en este periodo”. 

Referencias

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