Por Cristóbal Perez
Sábado en la tarde, un fin de semana completamente normal. Me encontraba caminando por la Alameda mientras que en diversos bares y locales la gente disfrutaba de un partido de futbol, una cerveza y una parrillada, Sudamérica en su máxima expresión si no ponemos a analizarlo. Llegando al metro Moneda la cantidad de gente empieza a aumentar, las risas se apoderan del ambiente al igual que la conversaciones entre amigos. Doy la vuelta por Nataniel Cox y el Teatro Coliseo se asoma junto con todos los fanáticos de los uruguayos de No Te Va Gustar. La fiesta estaba segura.
“Perdón la demora, aun había personas afuera y queríamos que nadie se perdiera de este show”: esas fueron las primeras palabras de Emiliano Brancciari cuando ya eran cerca de las 20:45 P.M. ante las miles de personas que se encontraban en el recinto capitalino. El cariño se hace presente a pesar de estar a tantos kilómetros de su hogar.
Banderas charrúas colgadas en las tribunas y siendo flameadas por el publico en la cancha, poleras tampoco se quedan atrás y cómo no va a estar la celeste y blanca con esas dos estrellitas que te demuestran que por mas pequeño que pueda ser un país si todos están unidos pueden ser los mejores del mundo. Y por supuesto Nacional, el mítico bolso que no puede faltar en la discusión cuando se habla de Uruguay.
“La Rama” fue la elegida para partir el show de Santiago cuando la gente ya empezaba a corear los bronces. “Al Vacío” y “A Las Nueve” le siguieron entre las cuales el Emiliano jugaba con un fan que tenía un cartel emulando una de sus canciones. Fueron 32 canciones las que se repasaron los 13 discos que han sido lanzados por la banda.
El concierto que vivimos en el Teatro Coliseo nos presentó una conexión entre la banda uruguaya y el publico nacional, pero más importante que eso nos dio algo que extrañábamos en los conciertos que es esa cercanía que nos dan las bandas, mas aun cuando son de países vecinos nos demuestran que al final del día somos todos hermanos, todos podemos compartir una risa o una buena charla en la calle. Al final del día lo único que importa para disfrutar la música es saber respetar al que tienes al lado y obviamente saber saltar y corear los bronces de No Te Va Gustar.
