¿Cuándo cortamos el diálogo sensitivo, afectivo y emocional con el agua?, ¿cuándo perdimos y olvidamos los lenguajes y las prácticas para asegurar su presencia y abundancia en nuestras vidas y comunidades? Natalia Contesse presenta «Aguas del Mapocho», una obra que es parte de un largo camino sonoro y de investigación en torno a este elemento.
Un sencillo que busca volver a sentir el agua como un ser vivo lleno de cualidades y no como mero bien de consumo, un tema que nos toca de cerca producto del Código de Agua que existe hoy en Chile. «Sin duda le damos la espalda; sólo recién el año 2012 el río Mapocho dejó de recibir aguas servidas. Hemos olvidado que si hoy existimos en esta ciudad, es justamente porque este río permitió el asentamiento y el resurgimiento de distintas culturas en sus orillas y riberas», explica la artista.
La pieza, que es a su vez un emotivo ritual, incorpora el corno a cargo de Walter Jiménez. Un instrumento melódico que evoca la sonoridad antigua del cuerno, sonido que se hace presente en muchas festividades y rituales en torno al agua, a la vida y la muerte. El arreglo musical es de la cellista Ángela Acuña, el contrabajo de Patricio Rojas, en percusiones Luis Barrueto, mientras que Natalia estuvo a cargo de la dirección y producción musical, la composición, la guitarra y la voz.
La invitación es a escuchar a este río que cruza la capital, mirarlo, cantarle, regalarle algo de nuestro tiempo. «Esta canción es un diálogo con este afluente, ¿qué le llevamos al Mapocho, qué le entregamos?», profundiza Contesse sobre estos 110 kilómetros que nos atraviesa de este a oeste a más de 17 comunas de la Región Metropolitana.
El estreno trae consigo una obra audiovisual a cargo de Gastón Orellana. La experiencia construye un Atlas del Mapocho, que busca poner a dialogar distintas imágenes de la historia cultural, política, natural, geográfica y estética de este afluente. «Imágenes de todo lo que el río ha recibido, aquello que ha presenciado como también lo que ha permitido que nazca y muera», agrega Natalia.
