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ARRIBA DEL ESCENARIO: AHONDANDO EN MEGACONCIERTOS

Por Cristóbal Pérez 

Las periodistas Claudia Montecinos y Javiera Calderón se embarcaron en una investigación que recorre la historia de los conciertos masivos, a través de los eventos que cambiaron la industria en sus diferentes formas, como el formato de los shows, el aspecto técnico, el comportamiento de las audiencias y las regulaciones del negocio.

Su trabajo fue reunido en el libro «Arriba del escenario: la historia de los megaconciertos en Chile» (2021), publicado por RiL editores, donde se recogen testimonios de productores, sonidistas, artistas, periodistas y legisladores, quienes entregan claves para comprender los cambios que ha vivido la industria de los conciertos. Pudimos tener la oportunidad de conversar con Claudia y Javiera para profundizar en su texto y revelar la importancia de los espectáculos en vivo dentro de nuestro país:

¿Cómo nace la idea de realizar un libro sobre los megaconciertos que han ocurrido en el país?

Somos fanáticas de los conciertos y, cuando se podía, íbamos a eventos todas las semanas, desde megaconciertos hasta pequeños recitales o tocatas en bares. Desde nuestra perspectiva como asistentes, miramos de manera crítica la industria de los conciertos y nos hicimos muchas preguntas que fueron el impulso para esta investigación. Queríamos saber cómo se gestiona un evento, por qué las entradas eran tan caras, quiénes estaban detrás de estas mega producciones, cómo opera la industria de los conciertos a nivel internacional.

En el libro se habla del concierto de Silvio en el estadio Nacional en el año 1990, ¿Es ese concierto el más importante en la historia nacional? 

Ese concierto tuvo una connotación muy relevante en el sentido político, porque se trataba de un artista que fue escuchado en la clandestinidad durante la dictadura y que en ese momento, en marzo de 1990, podía ser escuchado por miles de personas que por fin se pudieron congregar para cantar al unísono esas mismas canciones que estuvieron prohibidas. Esa noche fue muy simbólica, especialmente porque el concierto se realizó en el Estadio Nacional, el mismo recinto que 17 años antes fue ocupado como centro de tortura y detención. El reencuentro de Silvio Rodríguez con el público chileno marca, en ese momento, el término de la dictadura.

Mientras escribían el libro, ¿Encontraron algún concierto que las sorprendió por el artista que tocó en el país?

Sí, de todas maneras, muchos de ellos. Fue muy difícil elegir los conciertos, en un momento nos encontramos con una lista interminable, y ahí tuvimos que comenzar a descartar según el impacto que tenían en la industria. El festival Rock in Chile (1990) fue uno de los que más nos impactó por los artistas que se presentaron, se trataba de un festival ambicioso que desgraciadamente le fue muy mal. David Bowie, Mick Taylor, Bryan Adams y Eric Clapton, artistas que en otras latitudes son un éxito. Mientras leíamos archivos de prensa, no podíamos creer que un artista como David Bowie haya tocado ante 15 mil personas, prácticamente nadie en comparación con los recitales que se hicieron antes como Rod Stewart que congregó a 90 mil personas. ¡Qué ganas de haber visto a Bowie en ese momento de su carrera! Fue un show adelantado para la época, no había mucha cultura de rock en comparación con Argentina y Brasil, donde se llenaban estadios. 

Imagen: Portada de «Arriba del escenario» (2021).

En 2011 llegó a Chile el festival Lollapalooza, ¿Cuáles creen ustedes que son los beneficios que ha dejado esto a los conciertos en el país? 

Uno de los beneficios es la profesionalización del modo de trabajo en los festivales. Cuando Lollapalooza no estaba, pero existía la idea que vendría, los organizadores vinieron a Chile para ver cómo se gestaba la primera edición de Maquinaria en ese momento. Finalmente ese hecho, con algunos percances en cuanto a la organización y venta de tickets, fueron cruciales para que los productores estadounidenses se dieran cuenta que Chile era una buena opción para exportar el festival por primera vez. Hemos conversado con personas que han asistido a las versiones como Lollapalooza Chicago y Brasil, y la verdad que no hay nada que envidiar. 

Por otro lado, la organización ha apostado por una parrilla fija para músicos chilenos, aunque el horario los perjudique un poco, ya que son muy temprano, o estén es escenario pequeños. Durante las últimas ediciones incluso han incluido figuras del trap, reggaetón, hip hop, que a simple vista no tiene que ver con el estilo original de Lollapalooza, pero en realidad su línea editorial es todo aquello que sea popular y eso bueno porque siempre tienen carteles muy variados.

Finalmente, otro beneficio es la cantidad de artistas que se pueden ver en los días que dura el festival. Aunque muchas de las bandas y músicos consideran a Chile dentro sus giras latinoamericanas, existen varias que no vendrían si no fuese por Lollapalooza. 

Siguiendo con Lollapalooza ¿Algún artista favorito que haya tocado en el festival?

Sí, varios. Lamentablemente fuimos a muy pocas ediciones del festival, porque el precio es restrictivo. La presentación de David Byrne y de LCD Soundsystem en 2018 fueron un lujo, Lollapalooza te da esa posibilidad de alucinar con muchas presentaciones en un solo día. También recordamos Foo Fighters en 2012 o Flaming Lips en 2011, fueron shows increíbles.

Cuando tocó por primera vez y única vez Rage Against the Machine en Chile se generó la famosa batalla de Santiago. ¿Cuál creen que fue la moraleja que dejó ese concierto en cuanto a seguridad? ¿Alguna opinión sobre el público presente en ese concierto?

A lo largo de la historia de los conciertos han habido conciertos muy críticos respecto a la seguridad, en ese sentido, en el libro relatamos algunas como Deep Purple en 1997 donde se cayó una torre de sonido encima de la gente, o Guns N Roses en 1992, evento en que una niña de 15 años murió aplastada. Este tipo de accidentes obligaron a los productores de la época a replantearse la seguridad en los conciertos y preocuparse por aspectos que hasta ese momento no eran una prioridad.

El punto de ebullición del concierto que mencionas fue la cuestionada cancha VIP, que divide a los fanáticos según la cantidad de dinero que pueden pagar. Para una banda como Rage Against the Machine, que tiene un mensaje político y antiimperialista, se debería haber repensado este tipo de segmentación, era evidente el descontento a raíz de las diferencias de precios de las entradas, eso se sabía mucho antes del show. Fue una jugada peligrosa por parte de la productora, que si hubiese analizado al público de la banda podría prevenido el descontrol de aquella noche. 

Fue un concierto bien loco, conocemos gente que se pasó desde la galería a la cancha VIP, era tanto el fervor de la gente que estaban dispuestos hacer cualquier cosa por estar adelante. Al ver los videos, aún nos estremecemos y pensamos que podría haber pasado algo mucho peor, fue mucha suerte.

Nacionalmente solo un grupo ha logrado llenar el máximo recinto de conciertos en el país ¿Qué creen que nos falta para establecer una cultura de ir a conciertos nacionales? 

Desgraciadamente sí, sólo un o dos grupos han podido llenar el Estadio Nacional. Son hitos que están contados en la historia de los megaconciertos. En ese sentido, el 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2021, Los Prisioneros convocaron a 140 mil personas en dos días consecutivos, fue una locura. Se acababan de juntar después de un receso musical de doce años y fue el momento que muchos esperaron para verlos de manera profesional en un escenario tan importante como el coliseo de Ñuñoa. 

Falta mucho para establecer una cultura de conciertos nacionales a nivel masivo. Hoy se habla de llenar un “Movistar”, que no sobrepasa los quince mil asistentes. Muy pocos artistas lo han hecho, sólo los más conocidos como Manuel García, Camila Gallardo, Álex Anwandter, Denise Rosenthal, entre otros. Creemos que la falta de cultura para llenar espectáculos nacionales viene de la mano con la poca relevancia que se le dan a las manifestaciones artísticas en Chile en general, porque desgraciadamente no se le toma en cuenta o derechamente no se incentiva. La mayoría de músicxs chilenxs han trabajado desde el modelo de la autogestión, postulando a fondos de cultura que muchas veces no se ganan. Entonces, partiendo de esa base, a nivel estatal se debería impulsar, incentivar la música chilena, como lo hacen en otros países de Latinoamérica y en el mundo. Lamentablemente la única iniciativa levantada fue la Ley del Telonero, que llegó bien tarde. Por otro lado, el apoyo a las bandas nacionales va en aumento, pero no por el lado estatal, sino del lado corporativo, como marcas o sellos independientes. 

Con la llegada del coronavirus se tuvieron que cancelar todos los conciertos a nivel global ¿Cómo creen que será la vuelta de los conciertos masivos en Chile y el mundo? ¿Algún artista que desean ver post pandemia?

Probablemente el formato de conciertos cambie para siempre, la pandemia nos ha afectado en todo sentido, en la forma de trabajar, de relacionarnos, y, cómo no, la forma de ir a un evento en vivo. Ya lo están haciendo en otros países, reinventando formas para asistir como lo hacíamos antes. Desgraciadamente, la “normalidad” se ve lejana por ahora, todo puede cambiar, es bastante impredecible. 

En Chile, al principio se tendrá que volver a lo local, porque, de lo contrario, se dependería de la situación sanitaria del resto de Latinoamérica, ya que la mayoría de las bandas programan sus giras con varias fechas en distintas ciudades en la región. Eso sería muy bueno, porque funcionaría como un impulso a los artistas chilenos. También se deberían priorizar los eventos en espacios abiertos, como estadios y parques, por lo que será más difícil ir a conciertos en invierno.

Nos encantaría ver a Rage Against the Machine, es una banda que nos falta ver en vivo, sobre todo tras su reunión a finales del 2019. 

¿Algunas palabras para todas las personas que estén leyendo esta nota y quieran comprar su libro?

Hoy la industria de los conciertos está congelada y por eso hay muchas ganas acumuladas de ir a un concierto. Este libro puede ser una oportunidad para revivir la experiencia única de la música en vivo y también una puerta para entender cómo funciona esta industria y todo lo que debe pasar para que esa noche de nuestros sueños coexistamos en el mismo lugar, respiremos el mismo aire y cantemos al unísono con ese artista que nos gusta tanto.

#LaCajita

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