Por Genaro Rencoret
Hoy en #Emergentes traemos a Filgueira, proyecto nacional que entremezcla elementos del folclor latinoamericano, el pop y la electrónica para explorar los diversos sentires de las relaciones afectivas en su EP Botánica para Enamoradxs (2020).
Nuestra gran Margot Loyola, compositora e investigadora chilena, afirmó con total convicción que “somos hijos de América, Europa y África” porque el folclore nacional se origina a partir de las relaciones entre las vertientes culturales de los pueblos originarios y las traídas desde tanto el territorio europeo como del africano. De esta manera el concepto de folclore resulta ser, según la Sociedad del Folklore Chileno (1911), la forma de expresión de la cultura y el alma popular. Sin embargo, es preciso dar cuenta de que otra idea de folclore fue empleada e impuesta por la dictadura militar de Augusto Pinochet. Aquella tenía la finalidad de, siguiendo los postulados de Karen Donoso Fritz (2009), “por un lado, erradicar la cultura de izquierda, con tintes revolucionarios, a través de la represión y, por otro, restaurar el imaginario mítico del Chile unido que había quedado perdido en el siglo XIX”.
Tener en cuenta estas concepciones sobre cómo ha sido entendido el folclore en Chile es, al menos para mí, sumamente necesario para comprender la propuesta musical que trae Filgueira. Lo anterior es debido a que en Botánica para Enamoradxs está presente esa expresión de la cultura y del alma popular. Ahora bien, resulta lógico que la obra de este artista nacional no apunta a la manifestación popular que intentaba capturar la Sociedad del Folklore Chileno en 1911 y que tampoco es ese concepto de folclore impuesto por la dictadura militar, pero, aún así, nacen desde ahí porque -querámoslo o no- somos seguimos siendo descendientes de tanto este cruce de vertientes culturales como de ese tiempo oscuro iniciado en 1973. A lo que se dirige Filgueira es a poner sobre la mesa la expresividad de las relaciones afectivas contemporáneas por medio de una identidad que entremezcla elementos propios del folclor latinoamericano -aquel que, de una u otra forma, tod@s hemos absorbido desde la infancia- con el pop y la electrónica foránea.
Corresponde en este punto revelar desde dónde viene el interés musical de Renzo para poder empezar a comprender la sonoridad de su proyecto. Según me contó el joven artista y compositor nacional, desde muy pequeño se sintió atraído por la música. “Desde chiquito cantaba en las fiestas familiares. Cantaba, no sé, canciones mexicanas porque le gustaban a mi mamá. (…) Después cuando entré a primero medio dije: Quiero hacer una banda. (…) Entonces, cuando se dio esto de armar una banda en el colegio, yo no tenía idea de tocar nada. Yo quería cantar”, afirmó Filgueira. Posteriormente a esta revelación, Renzo formó su primer grupo con el que pudo participar en diferentes concursos musicales, hasta que obtuvieron el logro de quedar como finalistas en un certamen que elegía a la última banda que tocaría en Kidzapalooza. “Esa experiencia me hizo pensar en que esto [la música] es lo que quiero seguir haciendo. Me gusta mucho más hacer esto que estudiar como cuando estaba en el colegio”, sentenció el músico.
Entrando de lleno en la obra de Filgueira, resulta ser que Botánica para Enamoradxs (2020) es un EP de cinco canciones y con una duración de veinte minutos donde se escuchan ritmos latinos, sintetizadores, saxofones, quenas, charangos y otras capas sonoras. Aunque, más allá de lo ligado propiamente con el sonido, es posible decir que este trabajo es un mundo en el que se habla sobre relaciones afectivas. “Mi idea era juntar estas canciones que tienen mucho que ver entre sí y (…) concretar el concepto más allá de lo sonoro”, me comentó el propio Renzo. Además, según añadió el músico, “la idea [del EP] la saqué del disco de Rosalía [El Mal Querer]. Dije: ‘Oh, está haciendo folclore experimental. ¿Qué pasa si hago eso con una tonada o una cueca?’.
Ahora bien, dejar de lado la sonoridad que ha trabajado el joven artista nacional sería -a mi parecer- un error inmenso porque permite dar cuenta de la presencia de esa identidad que mencioné en párrafos anteriores. Y es que artistas como Filgueira me llevan a disentir con las ideas de la interprete musical y filosofa chilena Lucy Oporto Valencia, aquellas de su libro “El Diablo en la música”, en donde propone que “Chile es una nación ficticia, un simulacro de sí misma [que] ya ni siquiera tiene una lengua propia, capaz de hacerse cargo de la realidad” (p. 18, 2013).
Para mí el trabajo de Renzo encarna -de manera quizás inconsciente- la búsqueda de exponer y de encargarse de la realidad que nos ha tocado experimentar en pleno siglo XXI. No se trata de llevar a la sociedad hacia un jaque mate y hacer tambalear sus cimientos por medio de la música, sino que lo de Filgueira es -según lo que he podido apreciar- el asumir que somos descendientes, en primer lugar, de tradiciones culturales que se cruzaron por diversas razones tanto históricas como sociológicas, y, en segundo lugar, que somos hij@s del terror de la dictadura militar.
Lo previamente esbozado queda claro con las propias influencias musicales de Filgueira, las que, por cierto, ha llegado a cuestionarse el último tiempo. En Renzo conviven -siguiendo lo que me pudo contar- las sonoridades de Juan Gabriel, la balada mexicana, el rock anglosajón de los años ochenta-noventa, el reggaetón, el indie chileno de los años 2000 con nombres como Gepe, Javiera Mena y Alex Anwandter, así como también artistas de la talla de Bon Iver y James Blake. “Agarro influencias de todos lados, como que me cuesta mucho decidirme para dónde ir. Me gusta hacer canciones de distintos estilos y me trato de complicar para definirlas, pero es mejor que las canciones salgan solas”, terminó sentenciando el propio artista.
Hablando ya concretamente de sus canciones, el primer track del EP –Clementina– me lleva a creer férreamente en que representa y sintetiza las intenciones de Filgueira. Parte con beats, sintetizadores y la voz de Renzo para desembocar en guitarras acústicas, bajos que despeinan, un saxofón con un mood jazzero precioso, un charango que marca la presencia latina y, por su puesto, la dulce colaboración de Chini.png. Sobre la participación de la cantante nacional, Renzo me comentó: “A la Chini le mandé un correo y me respondió cuando el EP estaba en etapa de mezcla. Me dijo que le había gustado mucho la canción, que no había visto antes el mail y que la grabáramos si aún se podía”. Cabe agregar que, en lo personal, esta canción me recuerda mucho a Volver a los 17 de la gran Violeta Parra y acercarse a lo inmenso que ella hizo no es algo sencillo. Clementina es, finalmente, ese entremezclar de sonoridades del folclore con el pop y la electrónica.
Acerca de Perenne, segunda canción de su trabajo, puedo afirmar que continua con las intenciones mostradas en Clementina y añade tanto el gusto como dominio de Renzo sobre el siku y las comparsas. Acerca de esto, Filgueira comentó: “Este gusto por la música nortina parte en el colegio. Yo estaba en un taller donde tocábamos siku en una comparsa y con ésta abrimos el show de Gepe en el Caupolicán. Y eso marcó mucho mi carrera musical. (…) Esa música me prendió mucho en esa época en que decidí ser músico. Me prendió tocar con harta gente, esas sonoridades festivas, pero con letras super sufrientes como la cumbia peruana. Eso me llevó a esa sonoridad. Me gusta como suenan las quenas, los charangos, las cajas. Por eso elegí esa sonoridad”.
Maleza, tercera canción del EP, continua explorando las posibilidades de entremezclar la esencia de ritmos latinos y las posibilidades de tanto el pop como la electrónica. Además, cuenta con la colaboración de Rosario Alfonso, cantante nacional a la que Filgueira invitó porque “sentía que en esa canción tenía que ir una voz femenina”; según afirmó. Este track, al igual que su predecesor, dan cuenta de las posibilidades bailables que da la música de Renzo y eso se agradece infinitamente en estos tiempos de encierro forzoso.
El cuarto track, Ojalá Pudiera Irme Caminando a Tu Casa, simplemente me hizo llorar. Marca un punto de quiebre en Botánica para Enamordxs porque se aleja de las inmensas capas de sonidos diversos. Es una composición introspectiva, preciosa y es de aquellas que deseo que hubiera existido en mi época de estudiante secundario. Encima tiene la colaboración de Benjamín Walker. Sobre la participación del autor de Brotes (2017), Renzo me comentó que, tras conocerle en diversos shows, decidió preguntarle si quería participar y Walker aceptó sin más. “Le gustó [la canción] y la re-armamos”, cerró Filgueira. Esta canción simplemente es de las que dejan un nudo en la garganta, ¿Qué más podemos pedir?
Filgueira cerró su EP con Excursionista, una canción conformada por dos partes y, tal vez, la que más se distancia del folclore. Se trata de una composición absorbente, con tintes electrónicos claros y que va creciendo en capas sonoras diversas a medida que avanza. En su segunda sección Excursionista se levanta y pega un golpe en la cara con la tremenda sensibilidad que transmite. Emplea un recurso que, en lo personal, me desencajó totalmente: La alusión a una llamada y/o audio de WhatsApp. Existe la posibilidad que para alguien esto resulte ser una anécdota o un simple elemento más, pero yo creo que eso sería un error. Sin la presencia de esa sección -de la cual no quiero dar muchos detalles porque siento que no hay palabras que la describan con veracidad- esta canción no sería la misma. Desde mi parecer, es una jugada inteligente y precisa para los sentimientos que busca transmitir.
Fuera de Botánica para Enamoradxs, Renzo lanzó otra canción que quiero destacar. Se trata de Gol Que No Se Celebra No Vale, composición lanzada casi finalizando el 2020, donde está la colaboración de Catalina Navarro y que será parte del nuevo disco que Filgueira espera lanzar en algún momento de este 2021 -según me reveló mientras conversamos-. “Cuando hice la canción se la mandé [a Catalina] porque me gusta mandarles mis demos a mis amigues cuando estoy orgulloso de lo que hice. (…) Y le gustó mucho. No recuerdo bien si ella la escuchó en una caminata, en un día no muy bueno, y le hizo mucho sentido. (…) Y se le ocurrió hacerle unas segundas voces y me incentivó a grabarlo”, comentó Renzo sobre la participación de la joven cantante nacional.
Esta obra de Filgueira también resonó increíblemente en mí desde la premisa de su título, una que, por cierto, también tiene un significado especial para el propio compositor nacional. “La primera vez que escuché esa frase, gol que no se celebra no vale, fue cuando era muy chico y jugaba a la pelota. (…) Yo estaba en el equipo de los malos, en un entrenamiento, e íbamos perdiendo por mucho a cero. Y los del equipo de los buenos ya no celebraban los goles, iban a buscar la pelota para hacer otro gol más y el profe dijo esa frase porque hay un esfuerzo detrás. [Finalmente] en el mismo partido hay una contra, hago el gol (…) y mi equipo se me tiró encima como si hubiéramos ganado la final. (…) Después esa frase volvió a mí en la enseñanza media y ahí dije que debería ser el titulo de una canción”, narró el propio Renzo.
Se da cuenta de un heroísmo en esta canción que tod@s podemos hacer aunque sea solamente en un día -como cantaba David Bowie-. Existe la posibilidad, y hasta la obligación, de que celebremos los logros tanto de las demás personas como los personales. Eso da cuenta de nuestra identidad, esa que creo férreamente que trabaja la obra de Filgueira porque al menos en Chile siempre buscamos celebrar las alegrías y para pasar las penas.
Llegados a este punto me encuentro nuevamente luchando con la extensión de esta nota. Quisiera escribir más páginas, pero entre el tiempo y las posibilidades del medio me lo impiden. Sin embargo, si algo quiero que quede para cerrar es que en Filgueira veo un trabajo que busca dar cuenta de esa identidad que tenemos como hij@s de culturas aborígenes, dominadas, destruidas, invasoras, impuestas y recibidas. Renzo es de esta generación que es descendiente de sobrevivientes que anhelan demostrar sus voces, sin importar que “cada vez se va dejando más atrás el folclore” -como reflexionó el propio músico nacional.
No siento que sea necesario imponer que los artistas rescaten o empleen elementos del folclore en sus trabajos. Eso queda a conciencia de cada persona, pero destaco y me la juego completamente por quienes sí lo hacen. Y es que me la juego por Filgueira y su proyecto. No tengo idea de qué será lo que traerá Renzo durante este 2021. Sin embargo, creo que seguirá presentando esas vibras del folclor y de lo latinoamericano, es decir, esas vibras que tiene la hermosa morenidad que tenemos y que es preciso defender. Simplemente escuchen a Filgueira y vean qué belleza descubren sobre ustedes en su alma popular.
#LaCajita